Al deudor hay que abordarlo frontalmente, pruebas psicológicas así lo demuestran.
El ser humano responde óptimamente al contacto directo con sus semejantes; resulta así necesario conectar auditiva y visualmente al individuo, no sólo para estimular respuestas naturalmente coherentes e influir en la creación de patrones neurolinguisticos, sino también para detectar motivaciones que únicamente son verificables a través del lenguaje corporal.
Por ello es necesario acudir principalmente al método de la "interpelación directa" del deudor, preferiblemente mediante el empleo de tácticas sorpresivas que permitan obtener resultados rápidos a un bajo costo.
Hay que darle prioridad a la recuperación de acreencias en el ámbito extrajudicial, bajo el empleo de modernas y probadas estrategias de negociación.
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